10 enseñanzas que aprendí de mi peor jefe

Quito, 27 de mayo de 2020


Un mal jefe no siempre es un mal maestro. Con el tiempo entendí que el trato recibido por aquella persona contenía 10 enseñanzas que marcarían mi vida entera, mi forma de ser y de actuar en el mundo y que incluso dichas enseñanzas me haría llevarle en mi corazón con profundo agradecimiento.
Ahora siento  que aprendí mucho de los peores jefes que tuve, pero este caso en especial me llevó a los siguientes aprendizajes:
1.- No subestimes a tus colaboradores en ningún sentido, ya sea por sus talentos, su edad, sus estudios, sus fortalezas y debilidades, su apariencia física, su experiencia, sus valores, sus opiniones, incluso por sus silencios. Un buen jefe siempre sabe sacar lo mejor de ti, te eleva, te anima, te acompaña, sabe cómo descubrir lo mejor de cada uno y hace que ese pequeño o gran talento crezca exponencialmente, por lo tanto es hábil en la comunicación, es sabio y muy pero muy inteligente y talentoso en lo que hace, eso demuestra que es un verdadero conocedor de su área. Caso contrario se convierte  en una oportunidad para menospreciar a los demás.
2.- No infles tu ego por el cargo que ocupas, no se trata de “tu” y “ellos”, todo buen jefe sabe que se trata de un “nosotros”, tu cargo es pasajero, pero cómo haces sentir a los demás es eterno, la gente puede que te recuerde por tu gran ego, pero ¿No sería mejor que te reconozcan por tu gran trabajo, rectitud y calidad humana? Tu ego es peligroso porque te hace perder la oportunidad de aprovechar los talentos de los demás y a larga te puede causar problemas y conflictos innecesarios con tus trabajadores.
3.- No uses de manera inadecuada el poder de tus palabras. Finalmente el miedo, la amenaza, el menosprecio, son reflejos de la ignorancia, inseguridad, envidia de tu propio ser, las palabras en los equipos deben ser usadas para construir, no para causar angustia en los demás.
4.- No idees formas de hacer quedar mal a tus colaboradores, esos correos, llamadas, órdenes con actividades, etc., que tienen una intención oculta para “demostrar la ineficiencia” de la gente que hace su trabajo, puede que te funcionen de maravilla, pero todos los que vayan soportando toda esa carga que pones, se vayan quedando junto a ti, jamás serán personas leales, ni a tu trabajo, ni a tu institución. ¡Generemos una comunidad de trabajo en quienes confiar!, ¿Acaso no es lo que necesita el mundo?, ¿Cómo pretendes mantenerte en esa posición?. Si actúas sin rectitud te aseguro que no importa que tan grande sea tu equipo, te has quedado sin colaborador alguno.
5.- No eches la culpa a tus colaboradores, ni mucho menos encubras tus errores acusando a otros. Puede que eso te funcione un tiempo para disimular tus propias carencias, pero en las crisis, decisiones importantes, criterios técnicos, etc., la gente notará que las rutas de actuación que tomas, son las que causan los problemas institucionales, los ahondan o no los resuelven, como sabemos el sol no se puede tapar con un dedo. Es importante hacerse responsable de las acciones, si culpas a otros afectas la imagen de esas personas, ¿Realmente quieres asumir ese riesgo?, a larga todo siempre se llega a saber.
6.-  No se trata de despechar al equipo que se queda, para formar uno a tu gusto, se trata de saber manejar a cualquier equipo, en cualquier escenario, si pretendes mover a las personas, desanimarlas para que renuncien, acosarlas para que huyan de tu equipo de trabajo, mejor no seas jefe y dedícate a una profesión y ocupación diferente, seguramente aquellas en donde exista un alto nivel de rotación para que satisfaga tu necesidad de cambio.
7.- Si actúas sin rectitud, prepárate para asumir las consecuencias, no se trata de ser una mala o buena persona, de ser un padre o madre abnegado, de ser un hijo ejemplar, puede que en eso seas un gran trabajador, pero si nos equivocamos con nuestros colaboradores debemos asumir las consecuencias de nuestras acciones, la gente puede tener miedo de enfrentarte por la posición que ocupas, pero la gente también necesita rescatar su valía, si atentas contra su integridad, su salud emocional y física, su estabilidad laboral, su dignidad, la gente va a actuar, no hay acción sin consecuencia, tu postura de jefe no es la excepción.
8.- Aprende a pedir perdón y a reconocer tus errores, demostrar tu lado débil, exponer tus insuficiencias, no te hace menos jefe, te hace más humano. Aprender a pedir perdón y a reconocer tus errores también es cuidar tu imagen como profesional, la gente apreciará tu sinceridad, la recordará y los colaboradores retribuirán esas acciones con un trabajo adecuado y  significativo.
9.- No todos los daños que haces como jefe son daños verdaderos, ejemplo: despedir a una persona, amonestarle, intimidarle, acosarle, etc., son a la larga un daño, que mejor venganza que mantener a un gran talento en un espacio en el que no pueda crecer.
10.- La vida fluye, las heridas sanan y puede que el día de mañana, más tarde o más temprano de lo que esperemos, necesitemos de esas personas a quienes despreciamos injustificadamente, la vida laboral se construye con sinceridad, rectitud, cortesía, comprensión.
¡El trabajo también necesita ser una comunidad en quienes confiar!
Gracias…Gracias de verdad…Un mal jefe también puede dejar buenas enseñanzas…

Daniela Falconí

¿CUÁL ES EL VERDADERO SENTIDO DE LA INNOVACIÓN, CALIDAD E INCLUSIÓN EDUCATIVA?

 ¿CUÁL ES EL VERDADERO SENTIDO DE LA INNOVACIÓN, CALIDAD E INCLUSIÓN EDUCATIVA?

Por: Daniela Falconí Monard

Elaborado el 20 de octubre de 2019 y actualizado al 17 de agosto de 2020

La educación es considerada un pilar fundamental para el desarrollo social, las expectativas y exigencias han permitido el amplio debate sobre la función de la educación en la sociedad y la inserción del individuo como ciudadano. En este sentido, la educación facilita el acceso al conocimiento, propicia espacios de convivencia, influye en la transformación de la cultura, garantiza los aprendizajes, forma ciudadanos competentes y profesionales capaces de insertarse en el mundo laboral; la educación es y debe ser participativa y autónoma, piensa en la equidad y  también en la inclusión. Sin embargo, en la actualidad, existe la imperiosa necesidad de verdaderas transformaciones, los docentes enfrentan nuevos y grandes retos; los sistemas clásicos educativos, la praxis docente, las metodologías no son suficientes, por lo tanto, conceptos como la innovación y calidad educativa aparecen como pilares fundamentales para un cambio de paradigmas.

Los contextos educativos, son espacios de cambio que no están exentos de errores, dificultades, e incluso contradicciones, el docente en sus esfuerzos por mejorar la vida escolar y en vista de la urgente necesidad de repensar el sentido de la educación en su conjunto, implementa mejoras en las metodologías pedagógicas, reformas puntuales que pueden ser percibidas como innovaciones, no obstante, la innovación y calidad educativa buscan transformaciones estructurales, cambios de paradigma, que afecten la totalidad del sistema educativo. En ese caso, ha de entenderse a la innovación como un proceso constante, dinámico, transformacional, comprometido con el cambio y la subjetividad de los actores del proceso educativo. Asimismo, la calidad educativa nos permite pensar en los objetivos de la educación (para qué), la pedagogía (cómo), los modos de hacer del sistema educativo (qué), las dinámicas relacionales, y su interrelación con otros subsistemas como: la cultura, la economía y política.

Del mismo modo, es fundamental hablar de educación inclusiva, los esfuerzos por acoger, integrar y favorecer la cohesión social dentro de los contextos educativos, requieren del compromiso sincero de quienes se encuentran liderando las políticas públicas, a fin de que, las personas sin importar su procedencia social, cultural o sus características individuales, tengan las garantías del caso para el acceso a la educación, sin que los espacios educativos realicen mecanismos de selección, ni discriminación de cualquier tipo. La educación inclusiva y social piensa en la diversidad de los aprendizajes y transforma y adapta su propuesta pedagógica, para que los estudiantes aprendan juntos de acuerdo a sus diferencias. La inclusión permite reconocerse a sí mismo como diverso, entiende y se interesa por las barreras de relacionamiento y adaptación de los estudiantes, y se contextualiza según la identidad de su territorio.

En pocas palabras, a pesar de las dificultades que atraviesan los maestros, la escuela debe tener un sentido de desarrollo social y personal, la transformación parte de la búsqueda de un nuevo significado de la educación y de la actitud hacia el cambio. Los diferentes sectores del aparato estatal y la ciudadanía, son quienes establecen con claridad las responsabilidades que determinan el horizonte de la educación. La inclusión, innovación y calidad no se pueden quedar únicamente en el aula, sino que deben trascender hacia elementos internos y externos que contribuyan a la anhelada cohesión social.

Bibliografía

Fierro, Margarita Zorrilla. LA ESCUELA: LUGAR DE LA TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA. Madrid: OEI-Fundación Santillana, 2009.

UNESCO. LA EDUCACIÓN INCLUSIVA: EL CAMINO HACIA EL FUTURO. Ginebra: Cuadragésima octava reunión, 2008.

—. Serie “Herramientas de apoyo para el trabajo docente”, Texto 1: Innovación Educativa. Lima: Editora y Comercializadora CARTOLAN E.I.R.L., 2016.Xifra, Susana , y Inés Aguerrondo. La escuela del futuro I, Cómo piensan las escuelas que Innovan. Buenos Aires: Papers Editores, 2002.